
¡Espera! Quizá, antes de continuar leyendo este artículo, y para no perder tu tiempo, deberías responder a la siguiente pregunta: ¿quieres empleados o colaboradores? ¿Contratas talento para decirle lo que tiene que hacer o prefieres personas involucradas en el proyecto común que representa tu empresa, que pongan hombro, corazón y cabeza al servicio de los objetivos comunes?
Si deseas contar con colaboradores que aporten valor añadido, genera Visión; visión apetecible, compartida, que sume voluntades libres al proyecto de todos y a la que todos quieran aportar. Te dejo cinco claves.
1.Genera proyecto
Entre apilar ladrillos o construir una catedral, la diferencia no está en lo que hace el albañil, sino en el para qué lo hace.
Si quieres personas implicadas, lo primero es generar (tener) un proyecto que permita a cualquier persona dar sentido a la rutina diaria, a su esfuerzo cotidiano, para que pueda identificar que su día a día tiene un significado importante.
Las personas necesitamos algo que hacer y hacerlo para algo, el corto plazo y la visión a largo, las rutinas diarias y los sueños de los que sentirnos orgullosos…
Genera sentido, genera proyecto. Y que a tu marca se llegue a través del proyecto que representa.
2. Genera apetencia
A los seres humanos, lo que nos apetece nos motiva y lo hacemos bien, sin medir el tiempo ni el esfuerzo que nos ha costado.
Un proyecto apetecible requiere de cierta trascendencia; esa trascendencia que motiva a formar parte de algo, a implicarse con una misión que genera un bien sobre otras personas. El proyecto debe responder a la pregunta: ¿a quién hacemos feliz? ¿Qué bien aportamos a nuestros compañeros, a nuestros clientes o a la sociedad? ¿Por qué debe sentirse orgulloso de mi trabajo mi propio hijo y por qué va a querer presumir ante sus compañeros en el colegio?
Si tu proyecto no apetece, mejor contrata recaderos y diles exactamente lo que tienen que hacer. Muchos te defraudarán, porque tú lo harás mejor.
Si generas apetencia, el proyecto será de todos, construido por todos, y pocas personas te defraudarán. Y prepárate, porque la creatividad apasionada y despierta de un equipo motivado no tiene límites.
3. Comparte
Para que el proyecto sea común y sea apetecible, es necesario compartirlo.
Por un lado, la empresa debe comunicarlo clara y abiertamente, obvio; pero, lo más importante es que la propia empresa debe “sudar” proyecto por sus poros, porque sea parte de su filosofía existencial y, sobre todo, parte de la operativa diaria, porque es ahí donde alcanza su sentido pleno.
Por otro, cada colaborador ha de sentir que ese proyecto común es su propio proyecto personal, no el proyecto de otros.
Algunas veces, las empresas dicen que tienen proyecto porque lo conoce el director general; otras, porque lo conoce también el grupo directivo. ¡Y se extrañan de que la gente no viva los colores ni trabaje en equipo! No se puede sacar de donde no hay, dicen. Y tienen razón, de donde no hay no se puede sacar nada.
Pregúntales. Si te responden que apilan ladrillos, malo. Si te responden que apilan ladrillos para construir la catedral, vas por buen camino.
4. Involúcrales
Nadie considera como propio un proyecto construido por otros, alejado de la realidad que vive e incoherente o construido sólo como un falso escaparate. Es más, eso, lejos de involucrar, aleja y es perjudicial.
Para involucrarles, cuéntaselo, permite que participen, que lo vivan y disfruten; pregúntales y deja que respondan, dispón de sistemas creativos que favorezcan aportar talento desde la diversidad, reconoce los comportamientos queridos, reconduce los comportamientos contrarios, genera confianza y seguridad emocional en las relaciones (porque el miedo no involucra nunca) y mantén un clima de reto y alta exigencia.
Cuenta con ellos, tenles en cuenta, felicita la aportación, el esfuerzo, las buenas intenciones… y no sólo los resultados. Permite que te regalen su energía, su pasión y su talento.
5.Siempre hay otro paso más que dar
Generar proyecto permite construir un norte, trazar un rumbo; pero no lo olvides: debes seguir avanzando siempre.
Precisamente, será en ese proyecto común donde todo lo que hagas tenga cabida y donde todo adquiera sentido. Entre otras cosas, porque si algo no se acomoda fácilmente dentro del proyecto, deberás preguntarte si realmente aporta algo y es necesario y si no, elimínalo.
Y, además, cada acción que se incorpora al proyecto de todos, amplificará el propio proyecto y visualizará que estás siempre en marcha, avanzando a paso firme hacia delante, hacia el objetivo común y construyendo proyecto.
Da sentido a las cosas, permite que tus colaboradores lo encuentren y no te pares, porque siempre hay un nuevo paso que dar.
Francisco Muñoz