
En un mundo cada vez más digitalizado e interconectado tenemos la posibilidad de poder viajar virtualmente a cualquier lugar del mundo a través de la tecnología.
Las nuevas redes de telecomunicaciones (4G, 5G) y equipos nos permiten vivir experiencias “inmersivas” muy próximas a la realidad. Si por ejemplo, queremos conocer Nueva York desde el aire, podemos tener una increíble vista aérea con cámaras de alta definición que nos permite ver colores, detalles y movimientos imposibles de percibir para el ojo humano. Aquí puedes un vídeo grabado en 12K sobrevolando la gran manzana. (https://www.youtube.com/watch?v=UN3uF3990Q0).
Si queremos visitar la impenetrable Corea del Norte, con aplicaciones como “Scene there” podremos vivir una experiencia de Realidad virtual que nos trasladará y permitirá conocer diferentes partes de país. Todo ello en alta resolución, en 360º y sin movernos del sofá (demo web aquí https://scenethere.com/home/northkorea/ )
Existen varias compañías que están desarrollando audio en 3D para integrarlo con experiencias de Realidad Virtual. Compañías como BINCI nos ofrecen propuestas de “sonido integral” integrando el audio en la experiencia visual. La famosa compañía Bosé también está avanzando en esta dirección experimentando con gafas que proporcionan información adicional de los sitios a medida que andamos, música y en el futuro seguro que experiencias virtuales integradas (audio&video) https://www.youtube.com/watch?v=5_dCrJjRGT8
Todos estos avances ponen a nuestro alcance la posibilidad de poder vivir experiencias antes sólo soñadas. E incluso, es posible que en los próximos años podamos recrear olores e incluso sabores muchas partes del mundo.
Y sin embargo, hay una parte al viajar, que la tecnología (por el momento) no nos permite hacer, y es interactuar con personas “reales” del destino que queremos visitar. Para mi viajar es conocer, pero sobre todo es conectar, es entender cómo viven las personas de diferentes lugares del mundo, comprender cómo piensan, como se relacionan son su entorno, y entre ellos, de dónde vienen sus costumbres, cómo las sienten ellos.
Me encanta entrar en una cafetería de cualquier destino, y observar o preguntar cómo hacen un desayuno, cual es la fruta típica, cómo se hace el pan, y saborear el café. Poder hablar con el dependiente o camarero y observar en sus ojos si está o no orgulloso de sus costumbres o tradiciones. Saber que historia hay más allá de Wikipedia, y cómo lo narran ellos.
Me fascina hablar con los “guías locales”, y por “guías” entiendo a cualquiera que se ofrezca para aconsejarte (o llevarte) a sus sitios preferidos, te recomiende su comida favorita, dónde hay que tomar ese postre, qué concierto hay que ver, o qué tienda visitar que aun no está en Tripadvisor.
Cualquier excusa me parece buena para salir y conocer sitios diferentes o ir a los mismos sitios pero mirando con otros ojos…
No reniego de la tecnología, más bien todo lo contrario, soy un usuario intensivo de Apps y móvil. Me gusta usar las herramientas que tenemos a nuestra disposición para planificar, segmentar, optimizar recursos y compartir la experiencia, pero no para sustituir la experiencia.
Llegará la época en la que no tengamos que movernos para poder trasladarnos a cualquier sitio, cuando esa experiencia iguale a lo que experimentamos viajando hoy, seré el primero en probarla y recomendarla. Hasta entonces seguiré viajando, conociendo e interactuando, con mi móvil y mi cámara claro, pero guardados en la mochila hasta que yo decida sacarlos.