Con esta frase de mi gran amiga, socia de Innuba y trivergente Maria García, quiero iniciar el blog de Trivergencia. Un espacio que nace para lanzar nuevas preguntas y, quien sabe si alguna respuesta o descubrimiento, sobre cómo vivir esto del cambio continuo y la transformación permanente.
Y es que la foto, nuestra foto como personas, como colectivos, organizaciones y sociedad, no es que cambie de vez en cuando, es que realmente no para de moverse. #todoelrato. A veces somos conscientes, otras no queremos serlo, pero otras, es la inconsciencia la que nos guía permanentemente en un estado como de sueño profundo. Quizá para protegernos, o quien sabe, si para pasar por aquí como quien no quiere la cosa, escondidos y lejanos al movimiento perpetuo.
“El rango de lo que pensamos y hacemos, está limitado por aquello de lo que no nos damos cuenta. Y es precisamente el hecho de no darnos cuenta de que no nos damos cuenta, lo que impide que podamos hacer algo por cambiarlo. Hasta que nos demos cuenta de que no nos damos cuenta, seguirá moldeando nuestro pensamiento y nuestra acción.” (texto extraído del libro “El poder de la sombra”, de Robert Bly)
Lo duro es que muchas de esas veces, es la vida la que actúa de despertador y entonces, nuestro estado de perplejidad se multiplica exponencialmente. Desde ahí, solo nos toca encontrarnos con nuestra actitud y nuestros recursos para lidiar con el nuevo día y una nueva forma de verlo, nos guste o no. ¿Estamos realmente capacitados?
Trivergencia nace con el propósito de humanizar las organizaciones con esta nueva mirada. No la de la amenaza ni la de los estudios alarmantes (que también tenemos en cuenta junto a muchas otras tendencias), pero sí la que observa que es posible crear soluciones nuevas a lo que ni siquiera vemos ahora. La de poder ser mas ágiles y rápidos ante lo que ni siquiera vemos, porque creemos en los cambios y en la velocidad como oportunidades de crecer mas y de ser mas humanos al mismo tiempo. Como seres humanos, nuestra capacidad de adaptarnos es infinita y es un buen comienzo de era para demostrarlo. La velocidad no ira hacia atrás pero el ritmo podemos elegirlo nosotros o por lo menos, elegir estar mejor preparado .
No nos gustan los parches, ni las pastillas para dormir que esconden el brillo de nuestra mente extraordinaria. Creemos que la transformación es necesaria desde dentro hacia fuera, desde lo uno a lo colectivo, y que es posible hacerlo con un estilo de pensamiento mas completo: un pensamiento trivergente. El que integra y suma nuestros talentos naturales y olvidados. Nuestro pensamiento creativo (diverger), el lógico (converger), y el emocional (conectar). En equilibrio y sin restar importancia a ninguno de ellos, esto es lo mas importante.
De nuestra capacidad para pensar, sentir, hacer, dormir y despertar, conversaremos por aquí mensualmente. De competencias, de actitudes, herramientas y opiniones trivergentes ante y para el cambio, por y para la transformación de las organizaciones. De los que´s y de los cómos. Y estaremos encantados de compartir contigo lo que quieras regalarnos.
Somos un equipo de amigos y profesionales que el destino ha reunido, que vive en continua transformación y que concibe el mundo como un lugar donde convivir mejor y ser mas competentes de forma colectiva y sostenible. Que se ha propuesto despertar las culturas de todas aquellas organizaciones que piensen que ya lo están, o de las que humildemente consideren que todavía pueden seguir aprendiendo a innovar en su carrera hacia el futuro.
Bajo el lema paraguas de la frase que tanto nos re-chifla de Fernando Vega de Olmos (Fundador y Chief Creative Officer de Picnic): “A todo hotel le llega su Airbnb”, te invitamos al viaje de descubrir si todo esto tiene sentido. Esto de cómo vivir que la foto se mueva todo el rato sin dejarnos la humanidad por el camino.
Llevamos ya la mochila cargada desde hace meses de ilusión y pasión por lo que nos mueve cada día y muchas píldoras para despertar. Las que saben a actitud de niño, rigor de adulto y corazón de anciano. Las que tienen efectos secundarios, pero de los buenos.